jueves, 5 de febrero de 2009

En estas proximas elecciones

No creo en los Diputados ni en los Senadores.
Para volver a creer en esta democracia representativa, YO ciudadano exijo por lo menos:

El primer requisito para creer en este sistema de representación es que los diputados y senadores se bajen el sueldo por lo menos un 50%
Si pueden adelantarse vacaciones y aprobarse aguinaldazos, creo que si pueden hacer una extraordinaria para aprobar algo que no está a discusión.

El segundo requisito es que se eliminen las candidaturas plurinominales.
Queremos que nos gobierne aquel por quien votamos, no el que al partido se le antoje.

El tercer requisito es que se cancelen sus seguros de gastos médicos. Que nuestros trabajadores en el Estado vayan al ISSSTE, que es gratuito, y si no les gusta, que paguen su doctor particular con su sueldo y/o que se pongan a trabajar para arreglar el ISSSTE.

El cuarto requisito es que ni el IFE ni ningún partido anuncien nada en ninguna televisora durante todo este proceso electoral y que ningún comentarista ni "comunicador" intente manipular mi tendencia al voto o mi derecho a la anulación de éste e incluso mi derecho a la abstención. Y así ya no se gastan recursos en estarse peleando entre el IFE y las televisoras.

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Si estás de acuerdo conmigo pega este post en tu blog y aunque sigamos blogueando procuremos mantener arriba la imagen hasta el 5 de julio. Y si diputados y senadores, IFE y partidos no cumplen estas condiciones vayamos en masa a anular nuestro voto este 5 de julio.

La imagen está en alta resolución, por si quieres imprimir calcomanías o playeras o mantas o lo que se te antoje.
CORRAN LA VOZ.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Las Tres Piedras

Cierto día hablaron las tres piedras: el magnífico sillar de una mansión señorial, la tosca piedra de una pocilga del proletario y la plebeya piedra del arroyo.

Dijo el sillar:

-mi misión es noble; formo parte de este majestuoso edificio que da belleza a la ciudad y proporciona abrigo y bienestar a las exquisitas personas que en él moran. Y con sus perfiles correctos y sus caras pulidas, parecía burlarse de la roña de sus colegas. "Mi misión es noble", repitió en tono de convencimiento.

La piedra de la pocilga replicó amoscada:

-Mi misión es más noble y más grande que la tuya. Yo formo parte de este tugurio que sirve de abrigo a un honrado trabajador y a su familia. Me siento satisfecha y feliz cuando preservo de la intemperie al bravo creador de la riqueza, al mismo que te embelleció con su cincel, para que tú, ¡ingrata!, dieras albergue a un puñado de parásitos en vez de proporcionárselo a él, a cuyas manos debes tu gracia y gentileza. Mi misión es mas grande qeu la tuya, por que sirvo para alojar a un ser bueno y útil a sus semejantes, mientras que tú, orgullosa, sólo sirves para dar satisfacciones a seres inútiles y nocivos, a los burguese, a los enemigos de la humanidad.

La piedra del arroyo escuchaba atentamente esta querella. Ella no podía vanagloriarse de formar parte de ningún edificio ni pobre ni rico. Rodaba, rodaba sin cesar por las calles de la ciudad, atropellada por todas las bestias, juguete de todos los muchachos. Por fin se decidió a hablar.

-Mi misión es más noble, más grande y más alta que la vuestra, dijo con el tono arrogante a que le daba derecho su participación en más de una tragedia. Yo ruedo por las calles como un proyectil simpre dispuesto a dar en el blanco: la frente del gendarme, el pecho del soldado, la cabeza del burgués. En el motín mil manos heroicas se disputan mi posesión; en la barricada soy escudo y proyectil al mismo tiempo: defiendo el pecho del rebelde o parto, silbante y ligera de las manos del hijo del pueblo a resquebrajar el cráneo del esbirro... Mi misión es más noble, más grande y más alta que la vuestra -prosiguió la piedra del arroyo-. ¡Cuántas veces las luchas por la libertad y la justicia han comenzado por la primera piedra levantada del arroyo por una mano audaz! ¡Ah, no sabéis lo que el progreso humano me debe! Mi presencia en la calles es garantía de libertad; la cólera popular necesita de mí para satisfacerse. ¡Soy el alma de la rebeldía proletaria! Cuando una mano callosa levanta una piedra, vacila el trono de la tiranía. ¡Paso a la piedra del arroyo!.

(De "Regeneración" del número 207, fechado el 9 de octubre de 1915).